lunes, 25 de marzo de 2013

Cómo hacer para que tu hijo coma verduras

Sólo con ver el color verde de la mayoría de las verduras, los niños suelen decir "no me gusta", para añadir "no lo quiero" y, por si no había quedado claro, concluyen tajantemente con "no me lo voy a comer". La desesperación de las madres con este tema es evidente y, en este momento, comienza la parte más dura de la negociación con el niño.

Unas veces funciona el truco del postre, otras la actividad atractiva del fin de semana y otras, las menos, las amenazas con un castigo. Pero, en cualquiera de los casos, la comida se eterniza por culpa de las verduras. ¿Qué podemos hacer para que se lleven a la boca el puñado de vitaminas y minerales que contienen los productos de la tierra?
Un gesto tan simple como permitir a un niño pequeño elegir libremente qué verdura le gustaría comer, ayuda a aumentar el consumo de estos alimentos en la población infantil. Cuando pueden elegir, los pequeños menores de seis años ingieren hasta un 80 por ciento más de verdura.
Pero, ¿qué tienen las verduras para que no les gusten a los niños? Los investigadores apuntan a que el sabor amargo del calcio, muy presente en verduras como las espinacas y acelgas, la col, la cebolla, o el brócoli, puede ser un factor sensorial que influye muy negativamente en el consumo infantil. Por eso, es fundamental tener un poco de picardía y maña para cocinarlas de forma atractiva y saber combinarlas con salsas, lácteos, tomate y otros ingredientes que enmascaren el sabor amargo que suelen rechazar los niños.
Trata de cocinar las verduras en platillos que les agraden a los niños, tales como:
Los purés y las cremas suaves aderezadas con quesito y crema, pasta con un poco de verduras en una rica salsa de tomate o boloñesa, tortitas de espinacas, etc. Trata y verás que obtendrás una buena respuesta. Habrá un menor rechazo y los peques no se negarán a comerlas.


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